jueves, 28 de diciembre de 2006

Desafío a la razón e individualidad emancipada

1.- Contra los "integrados".

"Nacemos, vivimos y morimos en la atmósfera de la mentira. Nuestros educadores, aquellos cuya sangre nos hacía allegados, fueron no conscientemente, por un hábito ancestral, malos consejeros (...). Mantener el prejuicio es una admirable tarea, pero la plenitud vendrá del enderezamiento de los entuertos sociales y morales derivados de su prolongación (A.A.)"


La de Antonin Artaud es una filosofía del despertar, de descubrimiento de la verdadera conciencia y de reencuentro con la propia y más profunda voluntad, entumecida y encadenada por los prejuicios y las mentiras de una sociedad autoengañada y aborregada, siempre bajo la atenta mirada de los "iniciados" - , que consciente o inconscientemente trabajan para las fuerzas negadoras de la verdadera Existencia.

Capitaneados por imágenes como la representación de Dios, por la de la Razón o cualquier otra - en lo que representan y no es lo que en si mismo son - intentarán siempre, bajo una u otra forma, aborregar, amansar y, si otra cosa no es posible, exterminar al diferente, al que ha escogido abrir su propia via.

"padecemos una podredumbre, la podredumbre de la Razón (A.A.)"

Para él, el psiquiatra, así como todo discípulo de la nauseabunda religión de Freud, es el más evolucionado enemigo del individuo y de su libertad esencia en un grado infinitamente mayor que el de cualquier sacerdote de cualquier falso dios, por la mayor sofisticación de sus métodos. Es el agente de la masa, de una sociedad "burguesa", "proletaria" o enferma, es el "generalizador" - dedicado a la lobotimización del individuo peculiar para forzarlo a reintroducirse en el espacio de los "integrados".



No hay individuos neuróticos, sino sociedades enfermas. No existen los locos, sino las masas enajenadas. El sufrimiento del individuo, su soledad ante las más monstruosos horrores de la mente, no es consecuencia de una dolencia particular, sino de una sociedad negadora y destructora del individuo y su verdadera libertad.

"un enajenado es también un hombre al que la sociedad no ha querido escuchar y a quien ha querido evitar que emita verdades insoportables (A.A.)"

La enfermedad mental no es una enfermedad del individuo, sino de la masa e incluso, tambén, de la época. Y los métodos y estudios de la pseudociencia de la psicología, el método por el cual el individuo pecular, diferenciado - para ellos "inadaptado" - queda de nuevo disuelto en ella. No hay verdadera libertad a través de la psicología, como tampoco hay verdadera consciencia a través de la razón.

"Los locos son las víctimas por excelencia de la dictadura social (A.A.)"

El "yo" social, integrado, bienpensante, es un "yo" artificial, una implantación represora o asesina de la verdadera identidad individual.

Las leyes de la sociedad y de la razón, deben estar subordinadas al "yo" y nunca al reves. Al "yo" de cada uno de los integrantes que haya decidido convivir. Para ello es necesario la rebelión "fundamental" contra el Poder, contra la Masa, contra el Pedagogo, contra Dios y también contra el No-Dios.

"Basta de juegos de palabras, de artificios sintácticos, de malabarismos con las fórmulas: tenemos que encontrar la Gran Ley del Corazón (A.A.)"



2.- "Contra los toxicómanos voluptuosos" .

para la verdadera liberación debe prescindirse de toda sustancia alteradora de la propia consciencia. Ninguna libertad es verdadera, si depende de cosas externas para ser alcanzada


Sin embargo Antonin Artaud, fue un habitual consumidor de diversas sustancias estupefacientes. Según sus propias palabras, fue su incapacidad de soportar el dolor, lo que le llevó al Opio. Necesitaba adormecer aquel sufrimiento aún sabiendo que con ello también adormecía su capacidad para sentir y su consciencia. El Opio, lo deja claro, es para él un fracaso.

"Lo que nadie tiene derecho a creer es que la voluptuosidad, el vicio, el mal, me hayan conducido a esta senda. Soy una víctima: he sido empujado a ella, reducido a esto (...) En mi caso no se puede considerar el opio sin el dolor horrible, culminante, que ha sido su condición (Carta a J. Pulhan del 7-10 de 1931)"


Por lo demás, Antonin Artaud, odia ( y lo pone explícitamente de manifiesto en diversas ocasiones) a los "toxicómanos voluptuosos", aquellos para los que las drogas son una forma de diversión o placer. Por lo tanto, aquellos que vieron a Antonin Artaud como un apologista de la toxicomanía o los que creen que existen niveles mentales únicamente alcanzables mediante el opio (no es el caso del peyote, y en el contexto de toda una serie de rituales propios de la Tradición en México), andan equivocados con Artaud.



3.- Por una nueva concepción del arte, más básica.

El arte no puede ser elevado, intelectual, elitista. El arte debe ser una continuación de la vida, un lenguaje directo. La creación no debe excluir al Hombre en su estar, orígen o destino. En esto, la meta de Artaud es la búsqueda del arte "verdadero" en cuanto afecte la vida de los que lo escuchan.

"interacción, afectación, no-impasibilidad. Nada de aburguesados contemplando vidas, historias, acontecimientos que ni les van ni les vienen, con un interés solo curioso. Lo que quiero son seres humanos, sensibles a lo que sucede, participantes directos del drama que, no sólo ante ellos sino sobretodo en ellos, se desarrolla (el verdadero teatro)"


4.- La búsqueda de un nuevo sentido trascendental.

Tras escupir al Dios de Cristo, Antonin Artaud miró a Oriente y tampoco encontró nada... o quizás sí, pero solo a na Europa original y de la que a causa de su profundo autoodio, odio inculcado, acabó diciendo...

"Vosotros no sois, después de todo, más que unos cochinos europeos, pues el verdadero Oriente siempre fue nórdico (Mensaje al Dalai Lama, 1946)"

Para él, además, vaciarse de "Dios" para llenarse de "Oriente" no era precisamente huir de la mierda, sino enfangarse todavía más.

Antonin Artaud acaba viajando al otro lado, todavía más hacia Occidente, a México, en busca de "los ritos solares", en los que ve la vía individual hacia una sabiduría superior y una nueva conciencia.

Artaud odia la cultura de Occidente porque sabe que está enferma, padece de hipermaterialismo, pero también de hedonismo, hipocresía, vanidad, egoismo y muchas cosas más.

Es necesario una nueva Forma, una metamorfosis total, una revolución fundamental, individual y humana. El orígen del mal: "El materialismo cartesiano".

Buscar en otros mundos la solución a los problemas de nuestro propio mundo, renegar de la propia cultura a causa de la gran mentira de todo lo que la rodea, es ignorar que el problema está en lo humano, quizás también en nosotros mismos, buscar en los "rituales solares" de México es probablemente tan erróneo e irreal como hacerlo en "Oriente". Sin embargo, Antonin Artaud volverá de su viaje a México con una fórmula para la regeneración de Europa.


5.- El mensaje de regeneración para Europa

El sentido profundo que descubre tras visitar a los taraumaras en México y su reencuentro con la "verdadera Tradición" le lleva a volver a Europa lleno de optimismo y con nuevas fuerzas creativas. Considera necesario aplicar sus nuevos conocimientos a la juventud de Europa para transformarla y darle una nueva luz que la despierte de su agonía. Cuando vuelve a Europa ya no es odiándola, sino habiendo descubierto lo que cree que es la fórmula para su regeneración y dispuesto a aplicarla. En este punto escribe las "novuelles revelations", obra que redactores e intelectuales se apresurarán a atribuir a su locura para poder así huir de sus contenidos.




6.- Contra Bretón y el Comunismo

"Creo que es urgente afirmar este punto de vista de un idelismo integral, si no se quiere que el surrealismo nos conduzca a una forma bastarda y abyecta del realismo. Pues es a esto a lo que la Revolución Marxista nos conduce directamente. El Marxismo es el último fruto podrido de la mentalidad occidental (A.A. antes de romper con los surrealistas)"


Para Artaud la Revolución Marxista no es en absoluto un camino de liberación, sino la vía hacia una nueva alienación muchísimo más profunda, infinitamente esclavizadora y negadora de la obra y el pensamiento individual.

La pretensión de Adré Bretón de hacer de la "Revolución Surrealista" una especie de franquicia de una revolución uniformadora y determinista como es la Revolución Marxista es para él la muerte definitiva de toda la razón de ser del movimiento, si es que alguna vez la tuvo.

Antonin Artaud comienza a darse cuenta de que, si se unió a las filas del surrealismo, fue porque encontró en sus formas una explicación a su propia forma particular, a su forma de entender al Arte y a si mismo. Pero al final, llega un punto en el que comienza a comprender que todo no fue más que un gran autoengaño.

La búsqueda de un espejo de si mismo en aquellos hombres del "Movimiento Surrealista", que ahora ve como poco más que una panda de oportunistas pseudorevolucionarios únicamente interesados en el dinero y los placeres, generalmente consistentes en sexo y consumo de estupefacientes, acabaría siendo para él un gran error. Él busca algo más, o por lo menos eso es lo que él cree. Su consumo de drogas , pretende alcanzar nuevos niveles de su mente o adormecer sus desgarradores sufrimientos; su anhelo de dinero es para poder financiar obras teatrales, nuevas publicaciones desde las que poder expresarse o nuevos viajes.

"Lo que me separa de los surrealistas es que aquéllos aman la vida tanto como yo la desprecio. Gozar en todas las ocasiones y por todos los poros, he aquí el centro de sus obsesiones (A.A.)"

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